lunes, 20 de junio de 2011

"Destrabajar"

La tarde del viernes las paredes enmasilladas dejaban ver de nuevo los azulejos. Pensamos que tras los desconchones había una razón de peso. Sin embargo, esta mañana hemos corroborado con el pintor que los 10 días de trabajo previo han sido en balde: por un error inexplicable la masilla que han dado no se adhiere, así que ha sido necesario retirar la que había y empezar de nuevo.
La barra, sin embargo, ha quedado bien curiosona, como suele decir María de las cosas que le gustan o que dan el pego. Confiamos en que mañana no se hayan caído uno a uno los listones que la forman. El altillo parece un aserradero. Está lleno de las virutas –en realidad es el polvillo de un conglomerado- que han dejado al montar las estanterías del armario empotrado y los sobres de las mesas nuevas, que han quedado almacenadas allí.
Las lámparas, que son como nuestros bebés, están ya en manos de Román, el vecino electricista que las va a restaurar. Han quedado relucientes después de una mañana de limpieza.

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