viernes, 10 de junio de 2011

Un altillo con posibilidades

El altillo es  la mitad del espacio total del local. Un gran desahogo. En él tendremos el almacén, nuestro despacho y una pequeña zona de trabajo. Será la trastienda, el saloncito, el sitio donde recibiremos a las visitas en una mesa larga y donde dibujaremos los platos del día siguiente.
Hoy tiene color ocre porque la primera capa de pintura que ha dado Jordi ha absorbido los años sedimentados sobre las paredes; pero ha dicho que tiene solución: el martes estará blanco.
El techo aquí arriba es bajo, pero permite desenvolverse con soltura sin necesidad de ir encogido, tienen un poco más de dos metros y está surcado de bovedillas que se juntan en unos plafones agujereados, vestigio de alguna reforma ochentera. De momento, se quedan.
Es un espacio irregular, con alguna pared curva y tabiques que parecen haber dividido zonas que antes eran una. Hay ladrillos cara vista y un esquinazo redondeado que algún día estuvo en la calle. Al armario empotrado le hemos quitado las puertas para que sea una estantería empotrada y el suelo, de baldosa jaspeada en gris y verde, es el único de los que había que se seguirá  viendo.  

1 comentario:

  1. Bueno.... Pues ya esta en marcha el restaurante, y parece que teneis las ideas muy claras....
    Me encantan las rejas, es como si hace tiempo ahí hubiera una vidriera o algo similar, espero que las dejeis y me ha encantado que utilices las lamparas de Peruco que nostalgia....
    os envio desde aquí, los Madriles, toda mi fuerza, apoyo e ilusión, y si esta dentro de mis posibilidades el día que lo inagureis allí estaré.

    Besos de parte de toda tu familia para ti y tus soci@s y ya que vais a poner unas cortinas teatrales ¡¡¡ MUCHA MIERDA !!!

    ResponderEliminar